miércoles, 11 de marzo de 2020

Otros cuentos son posibles.

A Pau le gustaba llevar la batuta en clase, pero no en el mal sentido de la frase. Era una persona líder a la que todo el mundo apreciaba y seguía. Siempre con su sonrisa en la boca, asomando esos dientes separados, con sus pelos al viento y sus pecas incontables hacían de esta persona alguien entrañable y maravillosa, rebosaba felicidad y frescura.
Por eso aquel día todos quedamos extrañados cuando apareció con un semblante serio y, sin mediar palabra, tomó asiento en su pupitre con la mirada perdida y distante. No habló, no corrigió los errores del profesorado (nos encantaba cuando lo hacía), no salió a la pizarra para explicarnos de manera tan graciosa cómo solucionar el problema de matemáticas que tanto le gustaba... las horas fueron eternas.
Por fin cuando salimos al patio descubrimos lo que había sucedido. Siempre era Pau quien silbaba el inicio del partido y cuando llegamos al centro del campo vimos.... Que le había caído el incisivo y no podía realizar su tarea... Que bicho esta Pau!!!

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